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  • Foto del escritorSexualidad y Salud

La infertilidad: Un problema de nuestros tiempos.



Cada vez son más los casos de parejas que acuden a consulta por dificultades al buscar un embarazo. Según la Sociedad Española de Fertilidad, alrededor deuna de cada seis parejas en edad fértil se encuentra en esta tesitura.


Es un proceso complejo y muchas veces poco comprendido. Quienes lo desconocen suelen recurrir a frases “animantes” como “En cuanto reduzcas el nivel de estrés, lo conseguís”, “¿Has tomado ácido fólico?”, “Yo tenía una amiga que…”. Estos comentarios pueden resultar dolorosos para la pareja que vive la situación de infertilidady tienden a ocultarlo para evitar ser tachados como estériles de por vida. Recuerdo una paciente que refería mucho miedo a que sus amigas conocieran su problema porque pudieran utilizarlo en su contra o juzgar las decisiones que iba tomando.


Los expertos hablan de la infertilidad como un duelo ambiguo. Por un lado existe el duelo por no poder tener hijos y a la vez se mantiene la esperanza de que el problema se pueda solventar por difícil que sea. Al no ser un diagnóstico definitivo, cada mes se renuevan la ilusión y la tristeza. La dificultad de cerrar la opción de ser padres complica la elaboración del duelo. Es imposible trabajar la pérdida de la paternidad/maternidad biológica, si permanecen abiertas las puertas a un posible embarazo, ya sea por medios naturales o artificiales.


Recuerdo un matrimonio que añadía a ello la presión por el paso de los años y la temida menopausia. Esa carrera contrarreloj les impedía darse un tiempo para cuidarse y tomar las decisiones serenamente.Por otro lado, los propios especialistas en fertilidad les incitaban a iniciar un nuevo ciclo de fecundación in vitro, a pesar de lo que suponía en ese momento para la mujer y para la relación de pareja, que se encontraba ya muy dañada. Esta pareja hablaba del proceso como ”una carga agotadora de la que es muy difícil desprenderse”.


El pensar en el embarazo acaba convirtiéndose en una obsesión, donde todo lleva a pensar en la natalidad.El 99% del tiempo está mi cabeza ocupada con el posible embarazo y los miedos asociados”, decía una mujer que estaba buscando un embarazo desde hacía años. Éste no es el mejor modo de enfrentarse a la toma de decisiones, o de conseguir la paz necesaria para que el cuerpo pueda concebir y albergar a un nuevo ser humano. Pero parece que es inevitable. Es tal la presión externa por ser madre a toda costa que, si no lo consigues, eres una pringada.


En cuanto a la pareja, es importante que se trabaje la unión entre ambos, más allá de la paternidad. Se les anima a cuidarse especialmente durante esa época, cuidando también al cónyuge y buscando momentos en que compartir proyectos, ilusiones, preocupaciones y miedos. De esta manera se evitará que, si no se consigue un embarazo, la relación se rompa por no tener otros puntos de unión. Un varón reprochaba que solo se sentía querido por su mujer por su capacidad reproductiva, “soy el chico esperma”. No es improbable que la falta de tiempo para la pareja lleve a una espiral en que todo conduzca a que el hijo no nacido sea el único motivo de unión de la relación.


Las formas de vivir esta situación y afrontarla son diferentes en el varón y la mujer, pudiendo culpabilizar al otro por no sufrir aparentemente con la misma intensidad. El varón tiende a ser más práctico y buscar soluciones, mientras que la mujer necesita expresar más sus sentimientos.Parece que él pase del tema, igual por no hacerme sufrir”, comentaba una paciente. Muchas veces se descuida el apoyo al varón durante el proceso, presuponiendo que no le afecta o que no es quien tiene que someter a su cuerpo a tantas pruebas e intervenciones. Conocer que expresan de distinta manera facilita no entrar en juicios y desconfianzas sobre el grado de compromiso de cada uno respecto al problema y la búsqueda de soluciones.

Una pareja se quejaba de la falta de intimidad desde que habían iniciado un recorrido por clínicas de fertilidad. “Se meten en tu cama, te dicen cuándo debes tener relaciones y cuándo no”.


El sexo acaba convirtiéndose en algo que toca hacer, despojado de toda afectividad. Dado que se les abre a los especialistas el campo de la sexualidad de la pareja, es importante no descuidar otros ámbitos de la intimidad.


El esfuerzo por lograr el embarazo puede alejar al matrimonio, que se reprochen más y estén distantes. Parece lo contrario a lo que debería ofrecer una pareja al hijo que venga.


Por todo ello, se recomienda cuidar muy especialmente la relación, que es lo que se ha elegido como proyecto común, y así avanzar juntos para buscar soluciones tanto a éste como a otros muchos problemas.

Mª Nuria Ferrer Chinchilla

Médico Psiquiatra

Grupo de Investigación en Sexualidad.

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