Cuántas veces habremos escuchado este tipo de frases y bromas: “para que tu pareja consiga el mejor orgasmo tienes que estimular el Punto G”, o chistes como: “¡Si los hombres no saben dar placer! ¡No saben ni donde está el Punto G!”.
En una sociedad, en la que el sexo se concibe como un producto, donde reina la supremacía del placer, el Punto G se convierte en “el tesoro perdido”. Una quimera que, una vez alcanzada, hará que toda mujer tenga un orgasmo, como si se tratase de una magia ancestral.
Tiene sentido que si la percepción de la sexualidad se reduce al constructo del placer, la búsqueda del centro corporal que alcance los niveles más placenteros, se convierta en algo así como conseguir la más reciente actualización de nuestro Iphone, algo indispensable.
Sin embargo, el diálogo social sobre el punto G rebosa de ignorancia, porque… ¿Qué es el verdadero placer? ¿Es algo fisiólogico, físico, neurológico, emocional, cognitivo, espiritual?
Estas preguntas nos pueden guiar hacia un conocimiento más profundo, porque al contrario de lo que cree el público en general, todavía quedan muchas respuestas y existe mucho debate científico a este respecto.
En este artículo, te lo ponemos fácil, te ahorramos horas de desinformación, para que de una vez por todas, conozcas lo que es el realmente el punto G.
¿Se trata de un mito?
Durante mucho tiempo el orgasmo y el placer femenino han sido motivos de discusión en la sociedades y también en el ámbito científico. Si viajamos en el tiempo al sigo XI, podremos observar que en la antigua India, ya existían textos describiendo una zona erógena de alta sensibilidad, capaz de producir placer en el interior de la vagina. Hacia el siglo XVII el anatomista Regnier de Graaf describió una zona anatómica erógena en la pared vaginal anterior.
El término “Punto de Gräfenberg” fue introducido en 1980 por Addiego y sus colaboradores, en honor al médico alemán Ernst Gráfenberg quien describió una zona erógena en la pared vaginal anterior en 1940-1950. Así es como el “Punto G” alcanzó el estatus de mito moderno gracias al best-seller “The G-Spot and other recent discoveries about human sexuality” (1982) lo cual ha suscitado gran controversia desde entonces.
Últimamente, los cambios sociales y culturales, abren la puerta a un conocimiento más profundo de la sexualidad femenina y a generar un debate entorno a ella. Sin embargo, esto también viene acompañado de algunos inconvenientes, ya que no toda información nueva puede tomarse como verídica y es recomendable la contrastación científica de los datos.
El llamado “Punto G” es uno de estos datos confusos, debido al cual acabamos culpando a nuestra parejas o etiquetando nuestras relaciones sexuales como poco placenteras, por no ser localizado, otra frustración sexual más.
Un debate científico no resuelto.
Diversos grupos de científicos han estado debatiendo sobre este centro del placer, y hoy por hoy, no hay una respuesta unánime por parte de la comunidad científica.
Os presentamos a los dos “equipos” de debate:
-Por un lado está el Dr. Ostrzenski y sus colaboradores, él es el principal investigador a favor del punto G. Sus investigaciones están centradas en la comprobación de la existencia de una estructura bien definida llamada Punto G que supuestamente se localiza detrás de la pared vaginal anterior, y afirma que es responsable de la respuesta del orgasmo vaginal. El problema con las investigaciones del Dr. Ostrzenski es que tienen limitaciones muy grandes y que no son estudios concluyentes o que tengan la capacidad suficiente para demostrar la existencia del Punto G.
Además es importante recalcar que el Dr. Ostrzenski se dedica a realizar operaciones estéticas y plásticas del órgano sexual femenino. Entre ellos reducción de los labios menores, “rejuvenecimiento vaginal”, etc. Aquí lo importante es que también ofrece lo que él llama “Punto-G-plastía”, que se trata de intervenciones quirúrgicas para el aumento del Punto G con la supuesta finalidad de dar mayor sensibilidad y por consiguiente conseguir mayor placer con el coito vaginal. Estas conclusiones no han sido probadas, y muchos científicos miran con reticencia las afirmaciones del Dr. Ostrzonski, y tienen claro que hay un gran conflicto de intereses, pues parece que si llega a probar la existencia del Punto G el Dr. Ostrzonski curiosamente se verá muy beneficiado económicamente pues se le abriría una oportunidad de negocio que se encuentra cada vez más en auge.
Supuesta ubicación del “Punto G”.
-En el equipo contrario, está un grupo más grande de científicos que concuerdan en que el Punto G no es una estructura o un órgano definido. Se han realizado multitud de estudios que concluyen que esta supuesta estructura no existe, tanto por disecciones, imágenes anatómicas, resonancias magnéticas y ecografías. Sus conclusiones tras tantas investigaciones son que realmente se trata de una zona de concentración de nervios y de vasos sanguíneos en esta parte anterior de la pared vaginal, y que puede ser más sensible a su estimulación, pero que no se trata de una estructura diferenciada. Esta concentración de nervios es lo que llevado a tanta discusión, si se trata de una estructura definida o no.
Entonces ¿Qué sabemos realmente?, ¿Qué puedo creerme?
Estos son los datos que sabemos con seguridad:
- en el primer tercio de la pared vaginal anterior sí que existe una región donde hay una mayor concentración de nervios y de vasos sanguíneos. Esto se puede traducir a que en esta región hay una mayor sensibilidad. Pero no hay pruebas suficientes de la existencia de un órgano o estructura bien diferenciada a la que podríamos llamar “Punto G”. Además la extensión y localización exacta de esta región varía de una mujer a otra;
- las operaciones del supuesto Punto G no están apoyadas por la mayoría de la comunidad científica y no se recomienda que se realicen al ser innecesarias, poniendo en riesgo la salud de la persona y sin un beneficio que esté probado;
- aún asumiendo que realmente se trata de una zona sensible; primero es una zona más amplia que un solo punto, y segundo, no está relacionado a la eyaculación femenina pues carece de glándulas de Skene, por lo que no produce ninguna secreción;
- se trata de una zona de inervaciones que NO está conectada con el clítoris como se creía. El clítoris es un órgano que está compuesto por: el glande del clítoris (la única parte visible), el cuerpo del clítoris, y las dos raíces del clítoris que rodea la entrada de la vagina. Es un órgano independiente a las inervaciones del interior de la vagina;
- sólo el primer tercio de la vagina está dotada de esta sensibilidad, el resto solamente esta inervada por receptores de presión por eso es que es muy poco sensible para le estimulación delicada o suave;
- es posible alcanzar tanto o más placer por otros puntos erógenos que como en el “Punto G”, lo importante es saber estimularlos.
- igual que en las mujeres, en los hombres también está habiendo cada vez más aceptación con ciertas zonas erógenas que antes se consideraban tabú, como es el llamado “Punto H” o los mismos pezones de los varones.
Conclusión: La importancia del Punto G en las relaciones sexuales.
Ahora que hemos desmontado el mito del “botón mágico”, y ¿ahora qué hacemos?
Es importante aclarar el papel que realmente juega el Punto G en las relaciones sexuales. Seamos perspicaces y hagamos caso a lo que nos llevan diciendo décadas los sexólogos:
· El placer está en muchas partes. Tener en mente que la mujer tiene una ENORME CAPACIDAD de experimentar placer de variadas maneras. Cada mujer es distinta de otra, hay que tomar en cuenta estas diferencias y que vendrá acompañado de distintas preferencias.
· NO te obsesiones. El placer sexual depende de las experiencias físicas pero también de los procesos psicológicos, no te obsesiones con la técnica: comunica, expresa e intima.
· Sólo una de tantas. Esta zona de sensibilidad descrita, es sólo una las muchas zonas erógenas que puede tener una mujer. Se trata más de un conjunto de experiencias que la suma de sus partes. Además todo esto viene influenciado por las vivencias de cada mujer. Hay mucho más allá de la estimulación vaginal.
· Se trata de disfrutar de la experiencia. Toda esta información está hecha para tomar conciencia de la variedad de experiencias eróticas, para poder disfrutar de todas ellas, no para crear un nuevo objetivo que lograr.
· No caigamos en el finalismo. El sexo es MUCHO MÁS que orgasmos y se comprende de toda una experiencia completa.
Luis Antonio López Maldonado
Psicólogo especializado en terapia humanista.
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