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Imperfectamente perfectos.

Actualizado: 30 oct 2020



“Si me ve la celulitis seguro que se disgusta, mejor espero a estar dentro de la cama para quitarme el pantalón. Ojalá pudiese comer y no engordar como tantas otras… maldito metabolismo. “¿Podrías apagar la luz?”

"¿Y si me quito el pantalón y se ríe de mi?, al fin y al cabo, no es mi mayor virtud ¿Y si es más pequeño de lo que esperaba?, ¿Por qué no reacciona? “Perdona, necesito ir al baño…”

Estos son algunos de los pensamientos que tanto hombres como mujeres pueden experimentar a la hora de mantener una relación sexual.


Que hoy en día vivimos en una sociedad hipersexualizada se da por descontado. Prueba de ello son los carteles que vemos por la calle, los anuncios de televisión y, sobretodo, las redes sociales. Los cánones de belleza que imponen las marcas comerciales pueden hacer que nos sintamos inseguros con nosotros mismos, tanto a nivel físico como cognitivo, debido a la imposibilidad de alcanzar dichos estándares. Esto, unido a la manera en la que cada uno entiende la sexualidad, podría desembocar en ideas, emociones y conductas auto-destructivas que nos llevan a generar barreras entre nosotros y nuestras parejas, afectando directamente al desempeño sexual.

Debido a lo anterior, se podría decir que el cuerpo femenino tiene un cánon de belleza mucho más exigente que el masculino y, por tanto, el desarrollo de complejos por parte de mujeres es más común que en el género masculino. Sin embargo, existen barreras internas en ambos, tanto en varones como mujeres. Un estudio de la Universidad de Victoria, afirma esto mismo, las mujeres presentan mayores niveles de insatisfacción con su cuerpo, pero demuestra a su vez, que a los hombres también les afectan los complejos físicos en gran medida. Además, destaca que existen diferencias significativas en la percepción de dichos complejos atendiendo a uno u otro género. En este artículo vamos a hablar de estas barreras y algunas formas de ayudarte a superarlas.


Antes de tratar varios de estos complejos, es importante tener claro la incidencia e importancia que estos pueden tener en la vida sexual de una pareja. El mayor problema de estos es que suelen estar muy arraigados en el pensamiento de la persona ya que se trata de un aprendizaje que ha durado mucho tiempo. Dicho aprendizaje se basa en un continuo bombardeo e interacción entre nuestros propios pensamientos, los estímulos externos y las experiencias insatisfactorias vividas.


Todo esto hace que la persona desarrolle inseguridades y miedos que, al tratar de evitarlos, generan una ansiedad que le impide "dejarse llevar” y disfrutar del acto sexual, imaginándose como una tercera persona externa, que juzga el propio acto. Esta autoevaluación constante, a veces hace que, a parte de que el encuentro no sea satisfactorio, se puedan producir diferentes disfunciones sexuales que ayuden a alimentar ese proceso sesgado de aprendizaje y, por tanto, se creen más miedos e inseguridades.


Según un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Madrid con mujeres universitarias, en el que se analizan los factores más relevantes que influyen en la satisfacción sexual y el bienestar psicológico, se concluye que es fundamental tener una valoración positiva del propio cuerpo para percibir el encuentro sexual como satisfactorio.



En lo referente a lo físico…


Los complejos más comunes:


A. Hombres:

· Tamaño del pene.

· Excesivo vello corporal.

· El temido “gatillazo”.

Algunas de las preguntas que son más frecuentes cuando un hombre experimenta estos complejos son: ¿Y si no lo llega a notar?, ¿Y si se ríe de mi?, ¿Y si se lo cuenta a sus amigas?, ¿Y si me rechaza?, ¿Y si no consigo mantener la erección durante el coito? Estos temores atentan directamente con la percepción de virilidad que se le impone al hombre.

B. Mujeres:

· Atributos sexuales pequeños.

· Bajo estado de forma.

· Exceso de peso y estrías.

· Bajo peso y delgadez.

Las preguntas que las mujeres suelen hacerse son algo distintas ya que tienen más que ver con la atracción que desprenden: ¿Me dejará de ver como cree que soy?, ¿Le dará asco?, ¿Y si piensa que soy muy pesada (peso) para él? Por otro lado, la mujer se enfrenta a los estereotipos de perfección y belleza social.

La comunicación (de la que luego hablaremos) es clave para solucionar este tipo de inseguridades, sin embargo, en la mayoría de las veces se recurren a mecanismos de evasión como excusarse continuamente, apagar todo tipo de luces para que no se vea nada y la pareja no pueda notar aquellos defectos que le molestan (algo que ocurre más frecuentemente en mujeres) o, incluso, evitar que se produzca el encuentro sexual.




¿Por qué pasa esto?


La autoimagen es la valoración que la persona hace de sí misma y de su atractivo sexual. Inevitablemente esto está condicionado, en la mayoría de los casos, por dos factores principales. Por un lado, la continua comparación que hacemos con el resto de personas de nuestro alrededor. Por otro, el cánon estipulado como sociedad en un momento dado.


Todos conocemos cual es dicho cánon en la sociedad actual, pero sabemos que a lo largo de la historia este ha ido cambiando y, por decirlo de algún modo, “evolucionando”. Hace unos cientos de años, las curvas eran signo de fertilidad y salud, sin embargo, no hace tanto, a comienzos de este siglo, las modelos que desfilaban por las pasarelas acusaban estados de extrema delgadez, superando umbrales que atentaban contra la salud, como la anorexia o la bulimia.


Hoy en día parece que este concepto va poco a poco disminuyendo (aunque aún queda mucho por hacer). Con esto se ve que no son las personas las que cambian, sino el concepto que se nos impone desde esferas que no somos capaces de controlar, con lo cual, sin un buen cuidado de nuestra autoimagen y autoconcepto, estamos a merced de las divagaciones comerciales de unos pocos.

Por otro lado, la autoestima y la sexualidad están íntimamente relacionadas. Una buena concepción de uno mismo como seres capaces y válidos es muy importante para tener éxito y poder mantener relaciones más satisfactorias. Lo que pensamos de nosotros mismos, cómo nos valoramos independientemente del resto de personas, puede suponer un factor determinante para la valoración que el resto hace de nosotros.


Un estudio de la revista The Canadian Journal of Human Sexuality entre hombres y mujeres en edad adulta concluye que existe gran relación entre poseer una buena autoestima sexual y la satisfacción percibida en el encuentro sexual.


A nivel clínico existen diferentes patologías, que pueden originarse al sucumbir a esa continua búsqueda de belleza y perfección sin tener en cuenta una percepción real de quiénes somos y cuáles son nuestros límites. Algunos de ellos son la depresión o la ansiedad, sin embargo, existen otros menos conocidos como la dismorfofobia o trastorno dismórfico corporal (TDC), un trastorno de carácter obsesivo que se basa en una preocupación anormal y excesiva por un defecto físico percibido, ya sea real o imaginario. Esto tiene incidencia directa en el nivel y calidad de vida de la persona y, por supuesto, en sus relaciones sexuales. Claro está, que nos estamos poniendo en el extremo relacionado con un mal cuidado de la autoimagen, pero si que es cierto, que a lo largo del desarrollo de las personas se pueden ir estableciendo diferentes rasgos que pueden influir en sus relaciones.


Entonces… ¿Qué podemos hacer?


ACÉPTATE: Puede que haya partes de nosotros mismos que no nos gusten y si está en nuestra mano hacer algo para cambiar (por ejemplo, intentar mejorar el tono muscular), adelante. Sin embargo, tenemos que tener muy presente que lo que queremos cambiar va a suponer una mejora en nuestro bienestar físico y psicológico, que nos ayude a gustarnos más, pero sin convertirse en una obsesión y en una meta irreal (cuyo efecto sería totalmente el contrario). Además, hay veces que por nuestras características biológicas y genéticas nos es imposible cambiar una parte de nosotros mismos, por ello es importante que aprendamos a aceptarla.

RELATIVIZA: Todo el mundo tiene defectos, algunos a nivel físico y otros a nivel psicológico, por lo tanto, vamos a quedarnos con lo bueno que tenemos, ¿no crees? Es importante valorar que aspectos positivos poseemos (por ejemplo, la sonrisa, los ojos, las manos, etc. además de las fortalezas en cuanto a nuestra personalidad: valiente, leal, cariñoso…) Si te ayuda, coge un papel y escríbelo. Relativiza, se justo contigo mismo, ¿Cuánto de grande/importante es tu defecto en comparación con todo lo que tu eres? Potencia aquello que tienes positivo.

VÉ MÁS ALLA: En relación con el encuentro sexual, es importante ser conscientes de que la otra persona seguramente te haya elegido por mucho más que los atributos físicos que posees, y aún con esas, los acepta. Un encuentro sexual va más allá de lo puramente físico, se comparten emociones y sentimientos. Si una persona te escoge para tener una relación sexual, te está indicando que le transmites seguridad y confianza, por lo que el apartado corporal pasa a un segundo plano.

COMPRENDE: Es importante que los hombres comprendan que, para las mujeres, por norma general, el acto sexual tiene una importancia y un trasfondo mayor que para ellos, por lo que es esencial que sean capaces de cuidar aspectos como la sensibilidad, la intimidad y el cariño con el fin de hacer sentir a la otra persona que les importa y les transmite confianza. Del mismo modo, el hombre también necesita sentirse así, más si cabe cuando experimenta alguna de las inseguridades de las que hemos hablado a lo largo del artículo.

COMUNICA: Por último, pero quizás sea lo más importante, la comunicación. Es fundamental hablar con la pareja de aquello que nos incomoda. Puede que sea algo difícil y más hoy en día, pero es fundamental crear un clima de comprensión y aceptación. Ser capaces de mostrarnos vulnerables ante el otro, explicar aquellas partes que menos nos gustan de nosotros y hacer consciente a la otra persona de porqué a veces actuamos de una manera extraña hará que nos puedan comprender mejor. Ganar en intimidad y confianza harán que la relación sea más profunda. Si estas en el otro lado de la balanza, acoge las palabras de tu pareja y ayúdala a sentirse mejor con aquello con lo que no se siente cómoda. Esto hará que la confianza en sí misma aumente y la experiencia sexual sea mucho más enriquecedora.

Autor:

Juan Casado Tovar.

Psicólogo.

Grupo de Trabajo e Investigación en Sexualidad.

Consulta Dr. Carlos Chiclana.

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