“Mi madre
sonreía
mientras me ofrecía
un terrón de azúcar en la palma de su mano.
rápidamente,
lo acepté.
Cogí uno
(sólo uno),
lo acerqué a mi boca
colocándolo delicadamente
en el centro de mi lengua
y me quedé paralizada.
NO ERA AZÚCAR, ERA SAL.
Así podría definir lo que es un abuso:
saber que recibirás sal,
pero aun así desear con todas tus fuerzas que sea azúcar
durante diecinueve años.
— Puede que te hayas ido, pero todavía me duele el estómago”.
Amanda Lovelace [1]
A través de sus palabras, Amanda, nos ayuda a entender cómo es la experiencia de una persona que ha vivido un abuso. Párate un momento y piensa: ¿Cómo tiene que ser el hecho de sentirse herido de esta manera por una persona que debería ser quien te proteja? En este caso una madre, una figura irremplazable para tí, una figura destinada a proporcionarte seguridad, calidez y cuidados ¿Cómo puede afectar esta desagradable experiencia a un/a jóven chico/a?
¿Cuál es el perfil de la victima?
Los datos más recientes de España dan a conocer 4.792 casos de abuso sexual en 2017.
Analizándolos con mayor detalle se observa:
- 86% de víctimas mujeres frente a un 14% de varones [2].
- Más del 50% de las víctimas sonmenores de edad (sobre todo entre los 12 y 15 años).
- Los grupos de menores de edad y personas hasta los 30 años conforman el 80% de las víctimas.
- La mayoría de los abusos sucede dentro del ámbito doméstico del menor [3].
- 1 de cada 5 niños son abusados por un familiar cercano [4].
- En 8 de cada 10 casos reportados el niñoconoce a la persona [4].
El predominio de víctimas menores de edad se debe a que es la población más frágil, vulnerable e indefensa. No entienden la situación y necesitan ser cuidados, lo cual facilita que se aprovechen de ellos.
Consecuencias en la persona
Los efectos de los abusos sexuales varían según el tipo de agresión, la edad de los participantes, el tipo de relación entre ambos, la duración, frecuencia, reacción del entorno y perfil de personalidad de quien lo vive.
La mayoría de los afectados presenta consecuencias a corto plazo y muchos llegan a manifestar síntomas clínicos importantes [3]. Además, si es menor, supone una interferencia en su desarrollo evolutivo, pudiendo dejar secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo [4].
¿Qué podemos hacer?
1. APOYAR.
Si una persona confía lo suficiente en ti como para contarte lo que le ha pasado, apóyala. Intenta empatizar con ella, promoviendo un espacio donde se sienta segura, escuchada y comprendida. Acógela, sin juzgar ni minimizar sus sentimientos.
2. TERMINAR CON EL SILENCIO
Las imágenes de esta publicación pertenecen al Proyecto Unbreakable. Este es un proyecto de fotografía que tiene el objetivo de dar voz a personas que han vivido abuso o agresión sexual. Las fotografías muestran a las personas sujetando un poster con las frases que les decían los agresores. Por medio de ellas, se buscaba promover el proceso de curación a través del arte.
El proyecto demostró que el abuso sexual ocurre en todas las edades, sexos, géneros, clases sociales y culturas. De igual manera, manifestó que es un tema que nos afecta a todos y que los afectados pueden pasar de ser víctimas a sobrevivientes.
3. DENUNCIAR
Se ha visto que la mayoría de los casos de abuso sexual no son denunciados o se denuncian años después de la agresión. ¿Qué puede estar impidiendo que las personas denuncien? Podría deberse al desconocimiento sobre el tema, por temor a que les hagan daño de nuevo, por vergüenza, confusión, sentimientos de culpa, desconfianza en las instituciones, falta de información sobre el tema y los servicios que pueden ayudarles… un montón de razones [5].
4. EDUCAR, INFORMAR.
Cuando se trata de menores, muchas veces los abusadores disfrazan el abuso como un juego secreto. Es importante el enseñarles a los niños que pueden tener secretos, eso es señal de lealtad. Pero hay que diferenciar y saber cuándo hablar. Pueden mantener un secreto si es divertido y les hace sentir bien. No obstante, si tienen que guardar un secreto que les hace sentir mal, eso ya no es un secreto. Pasa a ser un problema y han de buscar a una persona de confianza que pueda ayudarles.
Para esto es importante [6]:
1. Fomentar la autonomía y seguridad en sí mismos.
2. Proporcionar espacios de comunicacióndonde puedan hablar de lo que quieren y de lo que les preocupa. Hacerles entender que van a ser escuchados.
3. Preguntarles cómo les afecta lo que les preocupa. No minimizar sus sentimientos.¿Cómo lo vivieron? ¿Cómo se sintieron? Esto aumenta autoestima, reducen sentimientos de vergüenza y soledad.
4. Respetar sus derechos, su espacio, su intimidad física y personal.
5. Educar en la confianza hará que sean más seguros de sí mismos y a saber cómo y a quien pedir ayuda cuando la necesiten.
…y si eres tú quien ha sobrevivido el abuso, recuerda:
No es tu culpa que hayan abusado de ti. (Tampoco es tu culpa no haber entendido que estabas siendo abusado).
No merecías ser abusado.
Tus sentimientos son reales y válidos.
Eres más que una víctima, eres fuerte y has sobrevivido.
No eres un objeto sexual.
Tienes derecho a hablar sobre ello.
Mereces recibir afecto, cariño y comprensión.
Ursula Paiva Vargas
Psicóloga
Grupo de Trabajo e Investigación en Sexualidad
Consulta Dr. Carlos Chiclana.
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