En España, entre enero y septiembre de 2019, fueron interpuestas 9.027 denuncias por abuso o agresión sexual. En 2019 aumentaron en un 10,5% las denuncias por agresión sexual respecto al 2018.
Según el Ministerio de Interior este aumento de denuncias podría deberse a “una mayor concienciación social” y a “una menor tolerancia” frente a este tipo de delitos. Los datos son escasos pero contundentes y aterradores: uno de cada cinco menores es víctima de abusos o agresiones sexuales. Solo el 15% de los casos se denuncia. En España se registraron más de 3.000 denuncias por abuso o agresión a menores de 17 años solo en el año 2017, una cada tres horas. El 90% de estos delitos los cometen hombres.
Estos datos nos indican la necesidad de actuación a la hora de disminuir la incidencia los abusos sexuales a menores y concienciar a la sociedad sobre la gravedad del asunto. Para ello es necesario conocer no sólo el perfil de la víctima (ver el artículo publicado en nuestro blog), si no también el de los agresores que cometen estos delitos. Puede ser útil cambiar de paradigma y ampliar la visión, para comprender si estos agresores son un producto de la sociedad, si influyen factores ambientales o si, además, están incluidos genes o estructuras del cerebro alteradas en el desarrollo de estas conducta disruptivas. El primer paso en este horizonte, puede ser ayudar a estos agresores a que reconozcan que padecen de un trastorno parafílico: la pedofilia. De esta forma se les daría la oportunidad de solicitar ayuda terapéutica al igual que cualquiera con problemas psicológicos o médicos puede puede acercarse a un centro de salud en busca de soluciones.
Pederastas y pedofilia
Para comprender por qué cada año las estadísticas aumentan es importante saber la diferencia entre un pedófilo y un pederasta.
La pedofilia consiste en la excitación o el placer sexual derivados principalmente de actividades o fantasías sexuales repetidas o exclusivas con menores prepúberes (Soto, 2010). "La pedofilia es una parafilia que un adulto de 16 años o más, presenta a través de deseos sexuales incontrolables hacia infantes con una sexualidad inmadura” (Halguin y Whitbourne, 2004, p. 272).
El pederasta es aquel individuo que tiene fantasías sexuales y son llevadas a la realidad. Es importante mencionar que un pedófilo puede convertirse en un pederasta. La pederastia hace referencia a la ejecución de ese acto abusivo, convertir en realidad esa fantasía (Herrero y Negredo, 2016).
Según el DSM 5, manual que recoge las clasificaciones de enfermedades psiquiátricas internacionales, se tienen que dar los criterios que se muestran en la siguiente tabla (Tabla 1).
En relación con los tipos de actos sexuales que estas personas pueden cometer, se encuentran: actividades que van desde el exhibicionismo o el voyeurismo a otras como caricias, frotar sus genitales contra el niño, masturbación en presencia de éstos, sexo oral y penetración anal o vaginal.
¿Qué factores y situaciones predisponen a cometer estos actos?
Factores ambientales
Los factores ambientales pueden predisponer a las personas a convertirse en pedófilos, el estrés medioambiental es un factor que incrementa sus impulsos y la urgencia de agredir a niños. La principal hipótesis etiológica es que estas personas hayan sido objeto de abusos sexuales cuando eran niños; esta relación se conoce como “ciclo víctima-abusador” o “fenómeno del abusador-abusado” (Cohen, 2002). Los estudios nos ofrecen los siguientes datos: del 28% al 93% de pedófilos sufrieron abusos cuando eran niños frente a un 15% del resto de la población, mostrando preferencia por niños de edad similar a la que el pedófilo tenía cuando sufrió el abuso (Greenberg, 1993)
Diversas investigaciones apuntan a la presencia de eventos adversos durante el neurodesarrollo. Otros estudios tienen en cuenta otras variables como son: el orden de nacimiento tardío (Blanchard, 2000) y mayor edad de la madre (Blanchard, 1999). Además muestra una tasa alta de co-morbilidad con trastornos del control de impulsos que se da en un intervalo del 30% al 50% en: trastornos de personalidad explosivo, cleptomanía, piromanía y juego patológico (Cohen, 2002).
Factores hormonales
Las hormonas sexuales juegan un papel fundamental en las conductas y preferencias sexuales de las personas. Se han planteado alteraciones de tipo neuroendocrino, aunque no se han encontrado resultados concluyentes respecto a los niveles de testosterona.
Factores psicológicos
Según el programa de tratamiento educativo y terapéutico para agresores sexuales juveniles de Santiago Redondo Illescas (2012), las variables de personalidad relevantes asociadas al trastorno son: desafío a la autoridad, déficit en la resolución de problemas, locus de control externo, baja tolerancia a la frustración, incapacidad para demorar las recompensas, déficit de anticipación de consecuencias y poca capacidad para planificar objetivos.
Factores neurobiológicos
Enrique Soto Eguibar, en el articulo de: El pederasta y su cerebro ya explicaba que los hallazgos neuropsicológicos indican que los pedófilos difieren significativamente en algunas funciones cerebrales y en su estructura cerebral respecto de los no pedófilos. Se ha encontrado que la mayor parte de los pedófilos comparten ciertas características: bajo coeficiente intelectual, bajo rendimiento en pruebas de memoria visoespacial y verbal, existe una alta tasa de sujetos zurdos, bajo rendimiento escolar, antecedentes de maltrato infantil siendo niños y traumas craneanos con pérdida de la conciencia. Además, se han encontrado atrofia de las células piramidales en el hipocampo.
Desde este punto de vista existen dos teorías que intenta dar respuesta a este trastorno:
1. Existencia de un fallo en el control ejecutivo del cerebro asociado a una disfunción de la corteza frontal y desinhibición conductual. La corteza prefrontal esta implicada en el control de nuestras conductas y en el análisis de las consecuencias de nuestros actos.
2. Disfunción en regiones temporales y límbicas con alteraciones en las regiones cerebrales profundas implicadas en el control de la conducta sexual.
La primera teoría se sustentan en que los ofensores sexuales tienen bajo rendimiento en pruebas de control ejecutivo como las de asociación verbal, retraso de gratificaciones y la prueba de ordenación de cartas Wisconsin entre otras. La segunda está relacionada con la frecuente asociación entre epilepsia del lóbulo temporal y parafílias, y entre lesiones del lóbulo temporal e hipersexualidad.
Juan Antonio Becerra García, en Etiología de la pedofilia desde el neurodesarrollo indica la existencia de: marcadores y alteraciones cerebrales con un patrón de activación cerebral predominantemente subcortical ante estímulos sexuales. El desarrollo del sistema nervioso central es un proceso crucial para el desarrollo de la conducta sexual. Este proceso está determinado genéticamente y modulado por factores neuroquímicos, nutricionales y ambientales.
Estefanía Igartua Escobar.
Psicóloga.
Grupo de Trabajo e Investigación en Sexualidad.
Consulta Dr. Carlos Chiclana.
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Consultado el 05/02/2020 https://www.publico.es/sociedad/abusos-sexuales-infancia-tres-horas-denuncia-abuso-sexual-menor-espana-70-casos-llega-juicio.html
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